Uno de los principales efectos secundarios a los que pueden enfrentarse los hombres tras una prostatectomía es la incontinencia urinaria, es decir, la incapacidad para controlar la orina. Esto puede atribuirse a factores como el aumento de la presión sobre la vejiga o los espasmos musculares causados por la intervención quirúrgica. El impacto sobre el músculo del esfínter, que controla el flujo de la vejiga, también puede contribuir a esta afección.
La disfunción eréctil (DE) es otro efecto secundario frecuente de la extirpación de la próstata. La intervención quirúrgica puede alterar los nervios que intervienen en la erección, lo que provoca disfunción eréctil. Sin embargo, es importante señalar que la mayoría de los hombres experimentan cierto deterioro de la función eréctil tras la extirpación de la próstata, pero esto puede controlarse. Algunos pueden tardar seis meses o incluso más en recuperar la función normal.
En el postoperatorio pueden producirse alteraciones en la uretra y el cuello de la vejiga. La proximidad de estas estructuras a la próstata hace que su función pueda verse alterada durante la cirugía, lo que puede dar lugar a complicaciones.
Otro posible efecto secundario de la prostatectomía radical es la formación de quistes y linfoceles. Se trata de bolsas de líquido linfático que pueden desarrollarse como complicación tras la intervención quirúrgica. Sin embargo, se trata de un fenómeno relativamente infrecuente.
Los hombres pueden experimentar cambios en su orgasmo después de una prostatectomía. Dado que la glándula prostática y las vesículas seminales producen la mayor parte del líquido seminal, los hombres después de una prostatectomía ya no eyacularán. Pueden seguir teniendo la sensación placentera del orgasmo, pero sin eyacular. Es importante comprender que los hombres pueden seguir disfrutando de orgasmos peneanos tras la extirpación de la próstata.
La pérdida de fertilidad es otro efecto secundario de la extirpación de próstata.
La intervención corta la conexión entre los testículos y la uretra y provoca la eyaculación retrógrada, lo que hace que el hombre sea incapaz de proporcionar esperma para la concepción, provocando infertilidad.
El linfedema, o hinchazón de una o ambas piernas, puede producirse tras la extirpación de los ganglios linfáticos durante la cirugía de extirpación de la próstata. Esta afección está causada por una obstrucción del sistema linfático, que forma parte del sistema inmunitario.
También es posible que se produzcan cambios en la longitud del pene tras la extirpación de la próstata. Algunos hombres informan de un acortamiento del pene tras la intervención. Este cambio puede afectar a la autoestima y a la experiencia sexual en general.
La gravedad de estos efectos secundarios puede variar de una persona a otra. No todos los hombres que se someten a una extirpación de próstata experimentan todos estos efectos secundarios, y algunos pueden experimentar otros no enumerados. Los efectos también pueden variar en intensidad y duración.
Independientemente de los efectos secundarios experimentados, es fundamental que los hombres reciban el apoyo médico adecuado tras la extirpación de la próstata. Los médicos desempeñan un papel fundamental a la hora de ayudar a los pacientes a controlar estos efectos secundarios, a menudo mediante una combinación de terapia y otros tratamientos. Pueden proporcionar estrategias para mitigar los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida postoperatoria. El objetivo no es sólo tratar el cáncer, sino también ayudar a los hombres a adaptarse a la vida tras la extirpación de la próstata.
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